¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer
y meditar el Evangelio y el comentario, en este jueves de la 7ª semana del
Tiempo Ordinario.
Dios nos bendice…
Evangelio
según San Marcos 9,41-50.
Jesús dijo a sus discípulos: «Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les dé de beber un vaso de agua por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo. Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que tienen fe, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran al mar. Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala, porque más te vale entrar en la Vida manco, que ir con tus dos manos a la Gehena, al fuego inextinguible. Y si tu pie es para ti ocasión de pecado, córtalo, porque más te vale entrar lisiado en la Vida, que ser arrojado con tus dos pies a la Gehena. Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo, porque más te vale entrar con un solo ojo en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos a la Gehena, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga. Porque cada uno será salado por el fuego. La sal es una cosa excelente, pero si se vuelve insípida, ¿con qué la volverán a salar? Que haya sal en ustedes mismos y vivan en paz unos con otros».
Comentario
El evangelio de hoy nos
invita a una actitud resuelta, incluso radical, expresada con imágenes casi
agresivas por nuestro Señor: "Si tu mano te es ocasión de pecado,
córtatela" (Mc 9,43). Si hemos visto, en efecto, que la negligencia aplaza
la conversión y posterga una y otra vez las decisiones que habría que tomar, la
solución no puede ser otra que aquello que nos dice Jesucristo: actúa ya.
Este evangelio se puede leer
en paralelo con aquel otro pasaje, de lenguaje menos duro pero con igual
sentido, en que el Señor nos enseña: "Todo sarmiento que en mí no da
fruto, mi Padre lo quita; y todo el que da fruto, lo poda para que dé más fruto.
(Jn 15,2). Esa "poda", de la que habla Juan, es lo mismo que nos
enseña Marcos hoy: hay que quitarse cosas, soltarse de apegos, desembarazarse
de complicaciones, alejarse de algunas relaciones y personas.
Detrás de esta poda, hecha
por Dios o iniciada por nosotros mismos, hay una doble y noble motivación:
necesitas ser libre, necesitas tener un solo Señor, necesitas estar liviano. El
camino es largo y los enviados por Cristo han de gozar de agilidad y holgura
para evadir obstáculos, reconocer los dardos enemigos y conquistar para Dios la
victoria imperecedera.
http://fraynelson.com/homilias.html.
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