¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio
y el comentario, en este viernes de la 4ª. Semana de Pascua.
Dios nos bendice...
Evangelio según San
Juan 14,1-6.
Jesús dijo a sus discípulos: "No se inquieten. Crean en Dios y crean también en mí. En la Casa de mi Padre hay muchas habitaciones; si no fuera así, se lo habría dicho a ustedes. Yo voy a prepararles un lugar. Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré otra vez para llevarlos conmigo, a fin de que donde yo esté, estén también ustedes. Ya conocen el camino del lugar adonde voy". Tomás le dijo: "Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino?". Jesús le respondió: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí."
Comentario
La idea de que Jesús iba a "alguna parte", no
necesariamente un lugar físico, nos resulta quizá más comprensible que la idea
de que nosotros vamos "a través de Jesús", o "por Jesús".
Por eso conviene detenernos un poco a meditar qué pueda ser aquello de ir
"por Jesús", es decir, de ver en él nuestro "camino".
Una interpretación reza así: "Jesús es nuestro camino"
significa tomar en nuestra vida las opciones que tomó Jesús. Es decir: obrar
como él, llevar una vida como la suya, dejarnos mover por un amor como el suyo.
Según esto, "camino" equivale aquí a "ejemplo".
Otra interpretación: "Jesús es nuestro camino" significa
que hay que "recorrer" el misterio de Cristo. No darlo nunca por
conocido sino tenerlo siempre como alguien por conocer. Según esto,
"camino" equivale a "fuente infinita, pregunta inagotable".
Otra interpretación: "Jesús es nuestro camino" significa
que, así como él ha venido a nosotros y se ha hecho "nuestro", ahora
nos corresponde a nosotros ir hacia él una y otra vez y hacernos
"suyos". Más que hacer cosas distintas a las que hacemos o hacer
cosas nuevas, es hacerlas de un modo nuevo.
La
pregunta de Tomás
Aquello que pregunta Tomás es de lo más normal para la mayoría de
nosotros. Él dice: "Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo vamos a saber el
camino?". Resulta normal que escojamos los caminos en razón de las metas,
y no lo contrario.
En nuestra vida cotidiana actuamos de esa manera:
identificamos a dónde queremos llegar y de ahí entendemos o deducimos qué
decisiones nos conducen hacia ese punto final.
Jesús no deja sin respuesta a Tomás, porque finalmente le dice:
"Nadie puede llegar hasta el Padre, sino por mí", en lo cual
entendemos que el término del camino es el Padre.
Mas aquí acontece algo singular: normalmente cuando uno conoce una
meta bien decide apropiadamente sobre los medios para alcanzarla. Tomás
pregunta como si pudiera decidir el camino una vez conocida la meta. Para él
parece claro que, conocida la meta, se podrá saber del camino. Este esquema no
funciona en el caso presente. Es el camino, Jesucristo, quien nos da a conocer
la meta, el Padre. No podemos entonces, como en las cosas de esta tierra,
adueñarnos de la meta a través de nuestra inteligencia, por ejemplo, para luego
utilizar esa misma inteligencia en la búsqueda de tal meta.
Lo central en todo esto es que nunca
poseemos la meta, ni siquiera con nuestra mente. Necesitamos estar
"adentro" de Cristo para acceder "desde" Cristo a una meta
que es siempre don y nunca jornal, siempre gracia y nunca recompensa, siempre
regalo y nunca salario. Tal vez sea este un sentido muy profundo de "Cristo
Camino".
http://fraynelson.com/homilias.html.
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