¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a
leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este martes de la XII Semana
del Tiempo Ordinario.
Dios nos bendice…
Evangelio
según San Mateo 7,6.12-14.
No den las cosas sagradas a los perros, ni arrojen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen y después se vuelvan contra ustedes para destrozarlos. Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas. Entren por la puerta estrecha, porque es ancha la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que van por allí. Pero es angosta la puerta y estrecho el camino que lleva a la Vida, y son pocos los que lo encuentran.
Comentario
En la liturgia oriental se
usa una expresión muy significativa cuando llega el momento de la comunión:
"Lo santo para los santos." Es una desproporción dar lo santo a los
perros, o dar las perlas a los cerdos. Eso se entiende en general pero ¿cómo aplicarlo
a casos particulares?
El sentido de esta advertencia de Cristo no
puede ser que nos escondamos o que sólo queramos hablar con la gente ya
convertida. El Evangelio es todo menos un manual para sectas.
Tampoco el sentido puede ser que usemos un
lenguaje esotérico, como han hecho históricamente algunos grupos religiosos,
escondiendo el sentido verdadero de las palabras o el propósito de nuestros
ritos.
Más bien tiene que ver con
una cierta prudencia, un comprender que lo que nos ha sido revelado lo ha sido
para salvación nuestra y lleva siempre el sello de la sabiduría divina. La
palabra clave es "dispensación": Dios ha dispensado, ha dado en dosis
apropiadas su mensaje de arrepentimiento y de gracia, de conversión y de
compasión. Como testigos de esta providencia suya y de esta dispensación suya,
también a nosotros nos corresponde dispensar con sabiduría, amor y poder lo que
hemos recibido, entendiendo bien en qué parte del proceso se encuentra quien
nos escucha, de modo que lo que reciba lo reciba para su bien.
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