jueves, 1 de enero de 2015

¡Señor, danos tu paz!

¡Amor y paz!

Dios de luz,
bendito seas por cada mañana
y por cada año nuevo,
promesa de vida y de renovación.

Dios de ternura,
bendito seas por el corazón de cada hombre
y por las manos que se abren
en señal de paz.

Dios y Padre de Jesucristo,
bendito seas, más aún,
por la mirada de tu Hijo,
reflejo insondable de tu amor.

¡Bendito, glorificado y santificado seas
por Aquel que abrazó nuestra carne
y nos transfigura en tu luz! 

Que con tu Iglesia
te canten los ángeles en los cielos,
pues tú eres el Dios de lo infinito
y el Dios de toda ternura,
y es a Ti a quien aclamamos.

Señor Jesucristo,
tu nacimiento fue la aurora de una paz nueva
para los hombres que tú amas.

Mira una vez más el amor
que tú mismo has depositado
en el corazón de tu Iglesia,
y, para que en este nuevo año
pueda ella cantar tu gloria,
dígnate unir nuestras manos
en la unidad y en la alegría.

Quédate con nosotros, Emmanuel,
y danos una paz que dure por los siglos y siglos sin fin.

(mercaba.org)

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este jueves en que celebramos la solemnidad de Santa María, Madre de Dios.

Ponemos en las manos de nuestro Señor Jesucristo y de su Santísima Madre el año 2015, que acaba de comenzar y les rogamos nos bendigan.…

¡Feliz año para todos!

Evangelio según San Lucas 2,16-21. 
Los pastores fueron rápidamente y encontraron a María, a José, y al recién nacido acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que habían oído decir sobre este niño, y todos los que los escuchaban quedaron admirados de lo que decían los pastores. Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón. Y los pastores volvieron, alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, conforme al anuncio que habían recibido. Ocho días después, llegó el tiempo de circuncidar al niño y se le puso el nombre de Jesús, nombre que le había sido dado por el Ángel antes de su concepción. 

Comentario

Hoy la Iglesia venera especialmente la Maternidad de María. Esta es como un mensaje final de la octava de la Navidad del Señor. El nacimiento hace referencia siempre a la que ha engendrado, a la que da la vida, a la que da al mundo al Hombre. El primer día del año nuevo es el día de la Madre. La vemos, pues, como en tantos cuadros y esculturas, con el Niño en brazos, con el Niño en su seno. (…) No hay imagen más conocida y que hable de modo más sencillo sobre el misterio del nacimiento del Señor, como la de la Madre con Jesús en brazos. ¿Acaso no es esta imagen la fuente de nuestra confianza singular? (…)

Pero hay aún otra imagen de la Madre con el Hijo en brazos. Y se encuentra en esta basílica; es la "Piedad", María con Jesús bajado de la cruz, (…), y que después de la muerte vuelve a aquellos brazos que lo ofrecieron en Belén cual Salvador del mundo.

 Así, pues, quisiera unir hoy nuestra oración por la paz a esta doble imagen. Quisiera enlazarla con esta Maternidad que la Iglesia venera de modo particular en la octava del nacimiento del Señor. Por ello digo: «Madre, que sabes lo que significa estrechar entre los brazos el cuerpo muerto del Hijo, de Aquel a quien has dado la vida, ahorra a todas las madres de esta tierra  la muerte de sus hijos, los tormentos, la esclavitud,  la destrucción de la guerra, las persecuciones,  los campos de concentración, las cárceles.  Mantén en ellas el gozo del nacimiento, del sustento, del desarrollo del hombre y de su vida. En nombre de esta vida,  en nombre del nacimiento del Señor, implora con nosotros la paz y la justicia en el mundo.  Madre de la Paz, en toda la belleza y majestad de tu Maternidad  que la Iglesia exalta y el mundo admira,  te pedimos: “Permanece con nosotros en todo momento. Haz que este nuevo año sea año de paz  en virtud del nacimiento y la muerte de tu Hijo.” Amén».

San Juan Pablo II (1920-2005), papa
Homilía del 1 de Enero de 1979 (trad. © copyright Libreria Editrice Vaticana)





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