¡Amor y paz!
Jesús y los suyos tenían
ya experiencia de fracaso en su trabajo evangelizador. Acababan de dejar
Galilea, de donde conservaban algunos recuerdos amargos. En su paso por Samaria
no les habían querido hospedar. En Jerusalén les esperaban cosas aún peores.
Jesús anuncia que, al
final, habrá un juicio duro para los que no han sabido acoger al enviado de
Dios. Tres ciudades de Galilea, testigos de los milagros y predicaciones de
Jesús, recibirán un trato mucho más exigente que otras ciudades paganas: hoy se
nombra a Tiro y Sidón, y ayer a Sodoma. Los de casa -el pueblo elegido, los
israelitas- son precisamente los más reacios en interpretar los signos de los
tiempos mesiánicos.
Los invito, hermanos, a
leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este viernes de la 26ª. Semana
del Tiempo Ordinario.
Dios los bendiga…
Evangelio
según San Lucas 10,13-16.
¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros realizados entre ustedes, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y sentándose sobre ceniza. Por eso Tiro y Sidón, en el día del Juicio, serán tratadas menos rigurosamente que ustedes. Y tú, Cafarnaún, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno. El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza, rechaza a aquel que me envió".
Comentario
Lo que le pasó a Cristo le
pasa a su comunidad eclesial, desde siempre: bastantes llegan a la fe y se
alegran de la salvación de Cristo. Pero otros muchos se niegan a ver la luz y
aceptarla. No nos extrañe que muchos no nos hagan caso. A él tampoco le hicieron,
a pesar de su admirable doctrina y sus muchos milagros. La libertad humana es
un misterio. Jesús asegura que el que escucha a sus enviados -a su Iglesia- le
escucha a él, y quien les rechaza, le rechaza a él y al Dios que le ha enviado.
Ése va a ser el motivo del
juicio. No valdrá, por tanto, la excusa que tantas veces oímos: "yo creo
en Cristo, pero en la Iglesia, no". Sería bueno que la Iglesia fuera
siempre santa, perfecta, y no débil y pecadora como es (como somos). Pero ha
sido así como Jesús ha querido ser ayudado, no por ángeles, sino por hombres
imperfectos.
Jesús nos enseña a
reaccionar con cierta serenidad ante el rechazo del mundo. Que no pidamos que
baje un rayo del cielo y destruya a los no creyentes. Ni que mostremos excesivo
celo en eliminar la cizaña del campo. Nos pide tolerancia y paciencia. Aunque
hoy también nos asegura que el juicio, a su tiempo, dará la razón y la quitará.
J. ALDAZABAL
ENSÉÑAME TUS CAMINOS 6
Tiempo Ordinario. Semanas 22-34
Barcelona 1997. Págs. 132-135
ENSÉÑAME TUS CAMINOS 6
Tiempo Ordinario. Semanas 22-34
Barcelona 1997. Págs. 132-135
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