¡Amor y paz!
Muchas veces nos exhorta
Jesús a la infancia espiritual, porque ella es el camino único para llegar a Él
(18, 3). Santa Teresa del Niño Jesús extrajo esta espiritualidad como esencia
del Evangelio y Benedicto XV la llama "el secreto de la santidad" (ACI
Digital 2003).
Los invito, hermanos, a
leer y meditar le evangelio y el comentario, en este Sábado de la XIX Semana del
Tiempo Ordinario.
Dios los bendiga…
Evangelio según San Mateo 19,13-15.
Le trajeron entonces a unos niños para que les impusiera las manos y orara sobre ellos. Los discípulos los reprendieron, pero Jesús les dijo: "Dejen a los niños, y no les impidan que vengan a mí, porque el Reino de los Cielos pertenece a los que son como ellos". Y después de haberles impuesto las manos, se fue de allí.
Comentario
El drama del mundo está a
la vista de todos. Si analizamos cómo es la vida desde el prisma de la
justicia, caridad, solidaridad, paz, respeto, tolerancia, responsabilidad,
trabajo honesto, oración, familia, gobierno, el drama se nos hace patente en la
simultaneidad existencial de justos e injustos, caritativos y egoístas,
solidarios e insolidarios, déspotas y esclavos, ricos y míseros, poderosos y
humillados, amigos de Dios y servidores de sus pasiones...
¿Cómo ocultar esa verdad?
Cualquier profeta, predicador, periodista, cineasta o político, lo comprueba y
lo proclama. Pero ¿qué hacer para salir del drama? ¿Lanzarse a la calle y
golpear, profanar y matar? Sería agravar el drama. La única solución es
hacernos creadores de paz, amor, comprensión, justicia.
Lo alcanzaremos mediante
la educación en humanidad, en sentimientos dignos, en saber compartir con
moderación abundancia y pobreza, bienestar y equilibrio, placeres y ascetismo.
¿Qué se requiere para ello? Que todos, personal y mutuamente, nos amonestemos y
corrijamos, nos reconozcamos pecadores y nos abramos a la verdad y al amor.
Dominicos
2004
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