lunes, 30 de abril de 2012

El Señor es mi Pastor, nada me falta…

¡Amor y paz!

“Eres mi pastor, oh Señor, nada me faltará, si me llevas tú”. Así dice el bello cántico que musicaliza el Salmo 22 y que recordamos al contemplar la persona de Jesús el Buen Pastor, de quien nos habla el Evangelio en estos días.

He aquí el Salmo 22:

El Señor es mi Pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas;
me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.

Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tu vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.

Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.

Los invito, hermanos, a leer y meditar el evangelio y el comentario, en este lunes de la IV Semana de Pascua.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Juan 10,1-10.
"Les aseguro que el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino por otro lado, es un ladrón y un asaltante. El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. El guardián le abre y las ovejas escuchan su voz. Él llama a cada una por su nombre y las hace salir. Cuando las ha sacado a todas, va delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz. Nunca seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen su voz". Jesús les hizo esta comparación, pero ellos no comprendieron lo que les quería decir. Entonces Jesús prosiguió: "Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos aquellos que han venido antes de mí son ladrones y asaltantes, pero las ovejas no los han escuchado. Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento. El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Pero yo he venido para que las ovejas tengan Vida, y la tengan en abundancia.
Comentario

El Buen Pastor da la vida por sus ovejas. Ante los malos pastores Jesús se presenta a sí mismo como el Pastor legítimo, que conoce a cada una de sus ovejas y camina delante de ellas.

Seguidamente aparece una segunda imagen: Jesús es la puerta del aprisco, la única vía de acceso al Padre. Él es el Buen Pastor que da la vida por sus ovejas; más aún, tiene el poder para entregar su vida y recuperarla. Hay en este evangelio una alusión a la pasión y resurrección. Pero también nos enseña la intimidad entre el Padre y el Hijo y entre el Hijo y sus seguidores, así como el de la unidad de su rebaño. San Agustín comenta:

«Aunque camine en medio de la sombra de la muerte; aun cuando camine en medio de esta vida, la cual es sombra de muerte no temeré los males, porque Tú, oh Señor, habitas en mi corazón por la fe, y ahora estás conmigo a fin de que, después de morir, también yo esté contigo. Tu vara y tu cayado me consolaron; tu doctrina, como vara que guía el rebaño de ovejas y como cayado que conduce a los hijos mayores que pasan de la vida animal a la espiritual, más bien me consoló que me afligió, porque te acordaste de mí» 
(Comentario al Salmo 22,4).

P. Manuel Garrido Bonaño, O.S.B.

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