¡Amor y paz!
Jesús responde hoy con otra pregunta a quienes detentan el poder. Los indaga sobre Juan. Es posible que el sentido de su interrogante sea algo como: "¿entendieron ustedes el mensaje de Juan?". Porque quien no entiende el mensaje del arrepentimiento no entiende el mensaje de la gracia. La gracia no significa nada para quien cree que no la necesita. El alimento no significa nada para quien dice estar satisfecho.
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este sábado de la 8a.
Semana del Tiempo Ordinario.
Dios los bendiga…
Evangelio según San Marcos 11,27-33.
Y llegaron de nuevo a Jerusalén. Mientras Jesús caminaba por el Templo, los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos se acercaron a él y le dijeron: "¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿O quién te dio autoridad para hacerlo?". Jesús les respondió: "Yo también quiero hacerles una sola pregunta. Si me responden, les diré con qué autoridad hago estas cosas.
Díganme: el bautismo de Juan, ¿venía del cielo o de los hombres?". Ellos se hacían este razonamiento: "Si contestamos: 'Del cielo', él nos dirá: '¿Por qué no creyeron en él?'. ¿Diremos entonces: "De los hombres'?". Pero como temían al pueblo, porque todos consideraban que Juan había sido realmente un profeta, respondieron a Jesús: "No sabemos". Y él les respondió: "Yo tampoco les diré con qué autoridad hago estas cosas".
Comentario
Esta vez se acercan a Jesús representantes de los tres poderes: el religioso (sumos sacerdotes), el ideológico (letrados) y el económico (senadores, por lo común, saduceos que conformaban la aristocracia civil). Lo que van a preguntarle debe tener gran importancia, pues afecta a todos por igual. Están preocupados seriamente por saber con qué autoridad actúa Jesús y de quién proviene su autoridad, pues su modo de hablar y de actuar de Jesús cuestiona el de ellos y su autoridad.
Jesús, consciente de la mala voluntad de quienes le preguntan, les responde con una pregunta que desenmascara su manera de proceder ambigua: El bautismo de Juan, les pregunta, ¿era cosa de Dios o cosa humana? Contéstenme. Pero ellos no responden, porque si dicen que era cosa de Dios, serían responsables de no haberse convertido, y si cosa humana, la gente se les echaría encima porque consideraban a Juan un profeta.
Por eso, a quien se niega a dialogar dando la callada por respuesta, Jesús no dará respuesta alguna. Él sabe de sobra que lo único que les interesa es conservar su poder y continuar aprovechándose del pueblo. Y ellos intuyen que Jesús los conoce. Así que por el momento tendrán que seguir tolerando la enseñanza de Jesús hasta que encuentren el momento de entregarlo a traición y consigan condenarlo a muerte embaucando y engañando al pueblo. El poder tiene siempre una estrategia de ambigüedad pretendida con la única finalidad de perpetuarse a cualquier precio. ¿Somos conscientes de ello?
Diario Bíblico. Cicla (Confederación Internacional Claretiana de Latinoamérica)
www.mercaba.org
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