domingo, 6 de noviembre de 2016

Hay amor más allá de la muerte

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar la 1ª. Lectura, y el Evangelio de la Santa Misa, en este XXXII Domingo del Tiempo Ordinario.

Dios nos bendice...

Segundo Libro de Macabeos 7,1-2.9-14
También fueron detenidos siete hermanos, junto con su madre. El rey, flagelándolos con azotes y tendones de buey, trató de obligarlos a comer carne de cerdo, prohibida por la Ley. Pero uno de ellos, hablando en nombre de todos, le dijo: "¿Qué quieres preguntar y saber de nosotros? Estamos dispuestos a morir, antes que violar las leyes de nuestros padres". Y cuando estaba por dar el último suspiro, dijo: "Tú, malvado, nos privas de la vida presente, pero el Rey del universo nos resucitará a una vida eterna, ya que nosotros morimos por sus leyes". Después de este, fue castigado el tercero. Apenas se lo pidieron, presentó su lengua, extendió decididamente sus manos y dijo con valentía: "Yo he recibido estos miembros como un don del Cielo, pero ahora los desprecio por amor a sus leyes y espero recibirlos nuevamente de él". El rey y sus acompañantes estaban sorprendidos del valor de aquel joven, que no hacía ningún caso de sus sufrimientos. Una vez que murió este, sometieron al cuarto a la misma tortura y a los mismos suplicios. Y cuando ya estaba próximo a su fin, habló así: "Es preferible morir a manos de los hombres, con la esperanza puesta en Dios de ser resucitados por él. Tú, en cambio, no resucitarás para la vida". 
Evangelio según San Lucas 20,27-38. 
Se acercaron a Jesús algunos saduceos, que niegan la resurrección, y le dijeron: "Maestro, Moisés nos ha ordenado: Si alguien está casado y muere sin tener hijos, que su hermano, para darle descendencia, se case con la viuda. Ahora bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin tener hijos. El segundo se casó con la viuda, y luego el tercero. Y así murieron los siete sin dejar descendencia. Finalmente, también murió la mujer. Cuando resuciten los muertos, ¿de quién será esposa, ya que los siete la tuvieron por mujer?". Jesús les respondió: "En este mundo los hombres y las mujeres se casan, pero los que sean juzgados dignos de participar del mundo futuro y de la resurrección, no se casarán. Ya no pueden morir, porque son semejantes a los ángeles y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección. Que los muertos van a resucitar, Moisés lo ha dado a entender en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Porque él no es un Dios de muertos, sino de vivientes; todos, en efecto, viven para él".  
Comentario


1.1 El hilo que parece unir más claramente las lecturas de hoy, especialmente a la primera con el evangelio, es la resurrección. En este caso, no la resurrección de Cristo, que está siempre en el trasfondo de toda predicación porque es el corazón de la fe, sino nuestra resurrección.

1.2 El contexto en la primera lectura es de persecución: judíos llevados al extremo de la humillación con tal de hacerlos rechazar sus leyes y su fe. El perseguidor, un tirano cruel y sanguinario, no logra sin embargo su propósito cuando tiene que enfrentarse con unos jóvenes audaces y demasiado firmes en sus principios. Es entonces cuando ellos, como empujados por las circunstancias, reclaman el señorío para Dios. Y como no parece que Dios reine cuando el torturador logra su propósito y siega la vida de un inocente, la única respuesta posible es: hay algo después de esta vida.
1.3 Esto quiere decir que el mensaje de la resurrección de los muertos no proviene en la Biblia de un razonamiento filosófico. Es posible que un argumento teórico sea útil para llegar a una afirmación igualmente teórica, pero para apostar la vida por una causa se necesita un género de convicción distinta, y eso es lo que nos muestra el testimonio de aquellos jóvenes héroes.

2. Por qué los Saduceos no Podían Creer en la Resurrección

2.1 Entre los grupos judíos que había en tiempos de Jesucristo los más incrédulos, si cabe ese término, eran los saduceos, es decir, la casta sacerdotal. Se consideraban descendientes y herederos de Sadoq, que fue sumo sacerdote fidelísimo a David, en tiempos de este rey de imborrable memoria para los judíos. De ahí su nombre de "saduceos."

2.2 Lo paradójico es que este grupo, que debía representar la pureza de la fe y la fidelidad a la alianza con Dios, en realidad había evolucionado hasta alcanzar el perfil de una auténtica mafia. La adicción al poder de unas cuantas familias, singularmente la de Anás, hizo que los saduceos se caracterizaran por una destreza política y un sentido pragmático que no tenían nada de espirituales.

2.3 De hecho, la "espiritualidad" pasó a ser un estorbo para esta gente. Su bienestar material, que no era poco, y su influencia política, que era mucha, dependían de un delicado "ajedrez" en el que no había mayor espacio para lo sobrenatural, llámense ángeles, milagros o la resurrección de los muertos. Vino así a resultar que los sacerdotes se volvieron enemigos de cualquier manifestación de Dios que ellos no pudieran controlar.

3. Misterios de la Otra Vida

3.1 Cerremos estas consideraciones con una reflexión más positiva sobre el misterio de la otra vida. La verdad es que hay muchas cosas que ignoramos y que quizá es más difícil para nosotros imaginar de la eternidad de lo que sería para un feto imaginar el mundo que nunca ha visto. Y es bueno saber que no sabemos; es bueno saber que Dios tiene cosas mucho mayores y mejores para darnos.

3.2 Tal vez la comparación más profunda y también la más difícil de entender es entre las personas difuntas y los ángeles. No vamos a resolver aquí las preguntas teológicas que de aquí surgen sino sólo a anotar que el amor en su dimensión temporal tiene sin embargo una semilla de eternidad: hay amor más allá de la muerte pero su perfil preciso, su belleza propia son más de lo que podemos describir o entender… por ahora.

http://fraynelson.com/homilias.html.


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