lunes, 21 de enero de 2013

Jesús propone un nuevo ‘ayuno’: no a la codicia, al egoísmo, al odio y la venganza

¡Amor y paz!

Siguiendo la "lectura continua" del evangelio, según san Marcos, no olvidemos que estamos ante la predicación de san Pedro, de quien Marcos es como el secretario. Es importante leer este evangelio por sí mismo; olvidando momentáneamente los otros tres evangelios... Como conocemos mejor el evangelio según san Mateo, nos sentimos tentados de "proyectar" sobre una página de Marcos, otros detalles de la misma escena, que Mateo nos ha relatado.

La pasada semana vimos el comienzo de la predicación y de la acción de Jesús. Vimos que había escogido ya cinco discípulos y que impone silencio a los que le reconocen como Hijo de Dios.

Esta semana, en cada página, encontraremos a "Jesús y sus discípulos" que forman un grupo absolutamente solidario, frente a sus adversarios...
En lo que Pedro nos aporta, es capital recordar esto: Jesús como diríamos hoy contesta y es contestado...

-Los discípulos de Juan y los fariseos ayunaban; vienen pues a Jesús y le dicen: ¿Por qué tus discípulos no ayunan, como los discípulos de Juan y los fariseos?" La solidaridad es pues total. (Noel Quesson).

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este lunes de la 2ª. Semana del Tiempo Ordinario.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Marcos 2,18-22.
Un día en que los discípulos de Juan y los fariseos ayunaban, fueron a decirle a Jesús: "¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacen los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos?". Jesús les respondió: "¿Acaso los amigos del esposo pueden ayunar cuando el esposo está con ellos? Es natural que no ayunen, mientras tienen consigo al esposo. Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán. Nadie usa un pedazo de género nuevo para remendar un vestido viejo, porque el pedazo añadido tira del vestido viejo y la rotura se hace más grande. Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres, y ya no servirán más ni el vino ni los odres. ¡A vino nuevo, odres nuevos!". 
Comentario

Jesús no impuso a sus discípulos prácticas ascéticas tan extremas como la del ayuno. Él prefería fomentar actitudes de servicio y solidaridad entre ellos y frente a los demás. Ante el reproche de los discípulos de Juan y de los fariseos por no hacer ayunar a sus discípulos, el Señor revela sus profundas motivaciones: ha llegado un tiempo completamente nuevo, el de las bodas mesiánicas entre Dios y su pueblo, son tiempos de fiesta, de alegría, de vino nuevo y de pan en abundancia.

Como una nota dolorosa en este mensaje de alegría, está la advertencia de Jesús: los amigos del novio ayunarán cuando el novio les sea arrebatado, cuando los poderosos del mundo lo aprisionen, lo torturen y lo maten. Ese será el ayuno de los suyos, no tenerlo consigo.

El ayuno es una práctica muy extendida. Lo recomiendan o lo imponen casi todas las religiones, muchos movimientos de superación y de desarrollo personal. Hasta los médicos nos mandan ayunar en determinadas circunstancias.

Jesús en cambio nos enseñó a ayunar de lo caduco, de lo viejo, lo destinado a la muerte y la nada, es decir a ayunar de la soberbia, la codicia, el egoísmo, el odio y la venganza. Nos enseñó a privarnos siempre de todo lo que vaya en contra de la fraternidad y la solidaridad.

Nos enseñó a vivir siempre de fiesta porque siempre somos amados por Dios y siempre estamos invitados a amarnos entre nosotros. Por eso en la Iglesia la práctica del ayuno se restringe a algunos momentos de celebración penitencial, puede ser reemplazada por prácticas de ayuda mutua y de servicio, y de ella están dispensados todos aquellos que por su condición no pueden ayunar: los pobres, los enfermos, los niños, los ancianos, los trabajadores.

Servicio Bíblico Latinoamericano 2004