martes, 17 de julio de 2012

Tomemos partido: estamos o no estamos con Dios

¡Amor y paz!

Se es o no se es cristiano. No hay término medio. En su discurso a los apóstoles, el Señor nos dio las pautas y las exigencias para seguirlo. En esta etapa del Evangelio, Mateo nos describirá a un Jesús que discute con sus adversarios y se referirá a casos concretos en los que hay que tomar partido.

Como dice Noel Quesson, cuyos comentarios leemos muchas veces acá: La vida humana no es un ‘juego’, es algo muy serio; donde tiene lugar un juicio: nuestras vidas cotidianas son: o una correspondencia a Dios o un rechazo a Él...

Los invito, hermanos, a leer y meditar el evangelio y el comentario, en este martes de la XVI Semana del Tiempo Ordinario.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Mateo 11,20-24.
Entonces Jesús comenzó a recriminar a aquellas ciudades donde había realizado más milagros, porque no se habían convertido. "¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si los milagros realizados entre ustedes se hubieran hecho en Tiro y en Sidón, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y cubriéndose con ceniza. Yo les aseguro que, en el día del Juicio, Tiro y Sidón serán tratadas menos rigurosamente que ustedes. Y tú, Cafarnaún, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno. Porque si los milagros realizados en ti se hubieran hecho en Sodoma, esa ciudad aún existiría. Yo les aseguro que, en el día del Juicio, la tierra de Sodoma será tratada menos rigurosamente que tú". 
Comentario

a) Lo que decía ayer Jesús de que no había venido a traer paz, sino espadas y división, se ve claramente en la página siguiente del evangelio.

Tres de las ciudades -Betsaida, Corozaín, Cafarnaúm-, en torno al lago de Genesaret, que tenían que haber creído en él, porque escuchaban su predicación y veían continuamente sus signos milagrosos, se resisten. Jesús se lamenta de ellas. Las compara con otras ciudades con fama de impías, o por paganas (Tiro y Sidón) o por la corrupción de sus costumbres (Sodoma), y asegura que esas ciudades «malditas» serán mejor tratadas que las que ahora se niegan a reconocer en Jesús al enviado de Dios.

En otra ocasión Jesús alabó a la ciudad pagana de Nínive, porque acogió la predicación de Jonás y se convirtió al Señor. Mientras que el pueblo elegido siempre se mostró reacio y duro de cerviz.

b) Los que pertenecemos a la Iglesia de Jesús, podemos compararnos a las ciudades cercanas a Jesús. Por ejemplo, a Cafarnaúm, a la que el evangelio llama «su ciudad».

Somos testigos continuos de sus gracias y de su actuación salvadora.

¿Podríamos asegurar que creemos en Jesús en la medida que él espera de nosotros?

Los regalos y las gracias que se hacen a una persona son, a la vez, don y compromiso.

Cuanto más ha recibido uno, más tiene que dar. Nosotros somos verdaderamente ricos en gracias de Dios, por la formación, la fe, los sacramentos, la comunidad cristiana. ¿De veras nos hemos «convertido» a Jesús, o sea, nos hemos vuelto totalmente a él, y hemos organizado nuestra vida según su proyecto de vida?

¿O, tal vez, otras muchas personas, si hubieran sido tan privilegiadas en gracias como nosotros, le hubieran respondido mejor?

J. ALDAZABAL
ENSÉÑAME TUS CAMINOS 5
Tiempo Ordinario. Semanas 10-21
Barcelona 1997. Págs. 145-148