jueves, 19 de mayo de 2011

Jesús nos enseña la verdadera humildad

¡Amor y paz!

A partir de hoy, y hasta el final de la Pascua, leemos los capítulos que Juan dedica a la última Cena de Jesús con sus discípulos. El pasaje de hoy nos hace reflexionar en torno al ejemplo de amor, humildad y servicio que el Señor nos ha dado a partir del lavatorio de los pies.

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este Jueves de la IV Semana de Pascua.

Dios os bendiga…

Evangelio según San Juan 13,16-20. 
Después que Jesús lavó los pies a sus discípulos les dijo: En verdad, en verdad os digo: no es más el siervo que su amo, ni el enviado más que el que le envía. Sabiendo esto, dichosos seréis si lo cumplís. No me refiero a todos vosotros; yo conozco a los que he elegido; pero tiene que cumplirse la Escritura: El que come mi pan ha alzado contra mí su talón. Os lo digo desde ahora, antes de que suceda, para que, cuando suceda, creáis que Yo Soy. En verdad, en verdad os digo: quien acoja al que yo envíe me acoge a mí, y quien me acoja a mí, acoge a Aquel que me ha enviado. 
Comentario

El seguimiento de Jesús, implica, como lo hemos venido viendo, el poner en práctica su palabra. En este pasaje Jesús acaba de darles la mayor muestra de humildad y de servicio al lavarle los pies a sus discípulos. La invitación es a entender el signo y a ponerlo en práctica. Se trata de entender que la verdadera felicidad se encuentra en el servicio a los demás y la humildad, en no pensar que uno es mayor que los otros a pesar de nuestro puesto (sea en la casa, en la oficina, en el gobierno). Hemos sido llamados a imitar a Jesús, que siendo Dios no retiene para sí ese título y se hace uno de nosotros; que siendo el Señor se hace siervo; que siendo maestro, se hace discípulo del Padre. Si entendemos esto y lo ponemos en práctica seremos dichosos.

Que la resurrección de Cristo, llene de amor tu corazón.

Como María, todo por Jesús y para Jesús

Pbro. Ernesto María Caro