sábado, 17 de abril de 2010

EN LAS CRISIS DE LA VIDA, JESÚS NOS DICE: ‘SOY YO, NO TEMAN’

¡Amor y paz!

El episodio de la marcha de Jesús sobre las aguas está situado entre la multiplicación de los panes (Jn 6, 1-15) y el discurso sobre el pan de vida (Jn 6, 26-66). En el lenguaje bíblico, el mar es símbolo de las potencias malignas que sólo Dios vence: en la creación (Is 51, 9s), en el éxodo (Ex 14-15), en el combate escatológico (Dan 7, 2-7). (X León-Dufour 1992, p. 97).

Muchos hemos estado sometidos a la incertidumbre y al temor que nos generan las crisis de nuestra existencia. Es en esos momentos cuando más se hace vigente nuestra fe en el Señor, el único que nos puede llevar a puerto seguro.

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este Sábado de la 2ª. semana de Pascua.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Juan 6,16-21.

Al atardecer, sus discípulos bajaron a la orilla del mar y se embarcaron, para dirigirse a Cafarnaún, que está en la otra orilla. Ya era de noche y Jesús aún no se había reunido con ellos. El mar estaba agitado, porque soplaba un fuerte viento. Cuando habían remado unos cinco kilómetros, vieron a Jesús acercarse a la barca caminando sobre el agua, y tuvieron miedo.
El les dijo: "Soy yo, no teman". Ellos quisieron subirlo a la barca, pero esta tocó tierra en seguida en el lugar adonde iban.

Comentario

Lindo relato, cargado de una seductora belleza, a pesar de su brevedad -¡seis versículos!-. Una escena perfectamente insinuada y una conclusión inmejorablemente sugerida. ¿Quién no ha pasado por una situación idéntica? Se ha cerrado la noche, el viento nos es contrario, el mar de la vida se encrespa y todo parecen ser dificultades, y cuando aparece el fantasma resulta que el susto se transforma en el encuentro esperado, que nos descubre que todo está en su sitio, y que ya llegamos a la meta de la que nos parecía estar tan lejos... ¿No le suena a usted como que eso ya le ha pasado en algún momento que no recuerda?

¿Quién podrá demostrar que el evangelista no lo escribió también con la intención de hacernos evocar esas situaciones «ya vividas» de nuestros encuentros con la mano de Dios que nos saca a veces de situaciones de noche cerrada y mar contrario?

El ser humano es un ser que no puede caminar por la vida a la fuerza, contra el viento y contra el mar, en noche cerrada... Eso sólo en algunos momentos. No se puede convivir con los fantasmas de la noche... Confianza en la vida, en la gente, en sí mismo (autoestima) y también en El, el único fantasma que nos puede decir insinuantemente: «Soy yo»...

Cuando el sinsentido, la mala suerte, el absurdo, o la culpa nos cierran el paso y nos parece estar perdidos, como aquellos discípulos, es bueno descubrir que tras esos fantasmas muchas veces es Dios mismo quien nos prueba, y quien llegado el momento nos mira con amor y nos dice «Soy yo, no temas».

Diario Bíblico. Cicla (Confederación Internacional Claretiana de Latinoamérica).
www.mercaba.org